lunes, 26 de diciembre de 2011

Hasta siempre...

El comienzo de año será triste.
Nuestro lugar de encuentro cierra su puerta, esta vez, para siempre.
Tras más de cinco décadas ...
Todas las cosas que han pasado...
Yo soy de las "nuevas" pero en 5 años son contadas las veces que he faltado.
la cara de todos los amigos ( que no clientes) del bar Victoria era la misma, tras conocerse la noticia del cierre, triste, apenada, como quien asiste a un funeral...
El Victoria es un lugar muy especial. Un rinconcito en pleno centro de la ciudad que mantenía costumbres y estéticas entrañables, las de siempre. Un pequeño mundo dentro de otro, que es la ciudad, donde la familiaridad escasea.
Frecuentado por todo tipo de personas: vagabundos, hombres serios de negocios, gente joven, mayor, obreros, dependientes....
Cuando pasas mas tiempo, como en mi caso, fuera de casa, la gente que te acompaña en el día a día se convierte en algo así como  una familia.
Nuestro bar no tenia el mejor café del mundo, pero era nuestro bar.
No tenía aire acondicionado en verano, pero era nuestro bar.
No tenía calefacción en invierno, pero era nuestro bar.
No tenía decoración navideña, pero era nuestro bar.
No tenía música de ambiente, pero era nuestro bar.
No tenía lujos, pero nos tenia a NOSOTROS.

Muchos han sido los días fríos de invierno viendo pasar a la gente por la calle, leyendo, acompañada de sorbitos de café.
Demasiados recuerdos. Recuerdos, demasiado bonitos.
La única rutina que se hacia con gusto.
Ahora, cada vez que pase por delante (cosa que tendré que hacer todos los días) sentiré que se me vienen las lágrimas a los ojos, nuestro sitio, vacío, apagado, muerto...con toda la vida que había en el desde la mañana mas temprana hasta la noche.
Me pararé delante sabiendo, que ya no entraré nunca más y que el bar Victoria se convertirá en el mas dulce recuerdo...

5 comentarios:

  1. Ese pequeño rincón de tus recuerdos seguirá vivo si escribes su historia. Seguro que puedes narrar muchos relatos en torno a tus vivencias. Quién sabe si una interesante novela. Me gusta el nombre de ese bar: Victoria. Ese nombre no está escrito para los que se rinden.

    ResponderEliminar
  2. es una pena conocer un sitio asi justo cuando baja la persiana, ojalá en el 2012 se produzca el milagro

    ResponderEliminar
  3. Aunque no he ido nunca, yo tambien he tenido mi propios café-bar victoria y comprendo perfectamente lo que dices. Un pequeño mundo con sus grandes habitantes y sobre todo, su atmósfera, quizás esa que nos gustaría que estuviera por todos lados mas allá de las paredes del bar victoria.
    Un pequeño lugar donde crecer como persona y no desevolucionar como especie como suele ocurrir en tantos otros bares.
    Es innegable que somos el país de los bares y no voy a negar que me enorgullece al menos un poco. Antes opinaba lo contrario hasta que un buen amigo me contó la cantidad de ideas, de grupos de música, de viajes planificados y sobre todo de buenas historias que se han transmitido con dos buenas cervezas de por medio.
    Feliz año Juliña!

    ResponderEliminar
  4. gracias por interesaros por mis historias. un superbeso

    ResponderEliminar
  5. Entiendo que te entristezca. Todos nosotros albergamos en nuestra biografía alguna historia asociada a un bar, cafetería o "Granja" como los denominamos en Cataluña. Los propietarios y clientes tejen una tela de araña que acaba por convertirse en una familia. Un abrazo

    ResponderEliminar